Este año el colegio compró herramientas y semillas para que los más pequeños en presencia de sus maestr@s pongan en marcha el huerto escolar: unas cuantas azadas, un rastrillo, unos escardillos y una pala preciosa poder para "trabajar".
Al principio es como un juego, casi se pelean por empezar los primeros, por coger las herramientas más vistosas, cuando pasan unos minutos ya se dan cuenta de que el juego se complica y casi se convierte en trabajo y el trabajo exige y cansa. Entonces algunos casi prefieren meterse en la casita de juguete, rodar los neumáticos o simplemente golpear la pelotas de plastico o ir a la clase a beber agua.
Lo bueno es que nuestro huerto es pequeño, somos bastantes y por lo tanto no tendremos que fatigarnos demasiado, será como una entretenta.
De momento vamos a airear esa tierra, a removerla que llevaba apelmazada desde hace meses y en unos días plantaremos las espinacas , las acelgas y los rábanos. Cuando pasen unos meses, y después de regar el huerto y de abonarlo con la composta casera que elaboraremos a ver si somos capaces de poder recoger parte de lo que sembramos. Esperemos que las plagas de bichos e insectos no nos estropeen la fiesta.
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