sábado, 21 de abril de 2012

Bendito balón

Normalmente en clase de Educación Física jugamos poco o muy poco al futbol, organizamos otros juegos menos frecuentes que persiguen  objetivos  diferentes.  También a veces ocurre que los maestros renegamos del balón y del futbol. Sin embargo en los recreos los niños y también las niñas , aunque en menor proporción,  optan por jugar al futbol, por pasar el tiempo con el dichoso balón. 

Es increible el juego que da un simple balón, un objeto tan sencillo,  hace que todos, bueno no, la mayoría se reúnan en torno a él y sea el centro de atención,  con lo dificil que resulta que nuestros hijos , nuestros alumnos, nuestros amigos,  presten atención a nuestras palabras durante unos minutos y sin embargo con él se pueden pasar horas enteras jugando sin apenas descanso. 

En torno a él, se hacen equipos , se organizan los jugadores, unos adelante, otros por medio, uno en la portería... Incluso se nombra a alguien que será quien dirija y organice y que plantee estrategias y posiciones para jugar de forma eficaz, para ganar que se llama,  pasar al de al lado, defender de forma ordenada, abrir las bandas, centrar al punto de penalti, jugar sin balón, parece increible, pero tambien es importante, jugar sin balón, realizar buenos lanzamientos. .. 

Por el balón se pelea, se lucha, se arriesga, se defiende, se ataca, se abrazan, se saludan, se felicitan... 

Al balón se golpea, se lanza, se pasa, de dispara... y todo lo permite, sin quejas, sin reproches, sin malas caras. Con más o menos normas, depende del juego, podemos disfrutar con él en grupo, por parejas, de forma individual. Podemos golpearlo con dureza contra un sólido muro de hormigon,  mandarlo todo lo lejos que puedan nuestras fuerzas, incluso hasta que desaparezca de nuestra vista, podemos tambien pasarlo de unos a otros con precisión, hacer malabares con él haciendolo pasar de una pierna a otra, al pecho, a la cabeza,dar un toque, dos, dieciocho, sin que toque el suelo...

No es nada exigente, se adapta a todo, dias de frio, de lluvia, de viento , de calor intenso, espacios abiertos, cerrados, con publico, sin él... Es capaz de rodar,  botar, incluso volar , en superficies delicadas como puede ser un cuidado campo de hierba , en la arena de la playa, o en cualquier calle o plaza asfaltada o  empedrada. Se adapta a todas las edades, desde los más pequeños que casi no atinan a darle, hasta llegar a los profesionales que saben como tratarlo para sacarle el máximo partido. Tampoco entiende de idiomas, de colores, de clases sociales, es internacional.
Es curioso pero hay muchos que además  disfrutan viéndolo, sin estar en contacto con él, en directo o por la televisión, incluso algunos  imaginan sus movimientos escuchando a alguien que retrasmite el juego por la radio. Abandonan cualquier otra actividad por importante que parezca para seguir las idas y venidas del balón. 

Por si fuera poco no necesita manual de instrucciones, ni pilas, ni baterias, ocupa poco espacio, y en general son baratos, muy baratos si pensamos el dinero que cuesta, los hay hasta de sesenta céntimos , y las horas de juego que dan.
  
NO podemos renegar de él. Son muchos los momentos en los que nos ha acompañado, y  que nos ha permitido multitud de sentimientos y emociones. Cuando acaba el recreo y pedimos que recojan el balón, qué trabajito les cuesta abandonar el juego y dejar descansar el balón. ¡Ojalá cuando llegué la hora del cambio de clase, mis alumnos me dijeran practicamente al unisono, no Juan, no te vayas, dejanos estar contigo unos minutos más. 

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